Querida Sofía, ¡gracias por tu comentario, amiga!
Efectivamente, parece que el sentido del honor es algo ya arcaico; y, sin embargo, aún algunos románticos extravagantes que lo conservamos.
Yo reconozco todos mis pecados y mis faltas y sé que he mentido muchas veces sobre todo en cuestión de faldas; me refiero a que puedo haber hecho amistad con una mujer diciéndole que no estaba casado. Pero cuando ha llegado la hora de la verdad, siempre se lo he confesado antes de...
La mentira para mí es abominable; robar, también. En fin, que debemos ser una especie de bichos raros.
Porque lo usual en estos tiempos es que todo el mundo finja ser lo que no es y pretenda engañarte.
Ayer escribí unos versos sobre el dinero, en los que hablo de que con él se puede comprar todo. Y posiblemente sea cierto. Todo, menos el honor.
Y no voy a dármelas de santo y a negar que yo tenga un precio. Pero posiblemente éste fuera demasiado alto y no me lo pagarían nunca.
Gracias por tu lectura y por tus elogios, querida amiga. Los agradezco de veras.
Besos.
Paco