EL VIEJITO

 

 

 

 

 



El pobre viejito está triste.
No sabe por qué.
¿Será que su mente recuerda aquel día,
en que ella se fué?.

Se marchó en sus brazos, callada, amorosa.
¡Lo dejó tan solo en la vida!.
Y así, con recuerdos de dichas pasadas,
su pena mitiga.

El pobre viejito está triste.
Y llora muy solo.
Los hijos marcharon a tierras lejanas,
y le escriben poco.

Las noches de luna se sienta en el porche,
buscando allá arriba, entre los luceros,
a su compañera.
La que se le fue dejando un "te quiero".

Ya no tiene a nadie a quién contar sus penas,
y sus ojos lloran.

Pues nadie conoce su angustia escondida,
ni nadie lo añora.

El pobre viejito está triste....
Tan solo conversa con el viejo roble
que plantó hace años junto a su cabaña.
Ahora es para él su amigo más noble.
Solo él lo acompaña...

Una honda tristeza le embarga su pecho
mirando hacia atrás en su larga vida.
Ya solo le quedan recuerdos hermosos.
Y el alma partida....

 

© Antonio Pardal Rivas

  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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