SAUDADE

 

 

 

 

 

 

Cruzando van mi mente
retazos de una vida que se acaba.
Jirones de recuerdos muy lejanos
guardados en lo más hondo del alma.

Afloran, dulcemente,
cual ecos de un ayer que se escondía
cegados por la luz de la existencia,
ocultos en mi pecho noche y día.

Es flor evanescente,
que añora el primer beso que en mi boca
dejaron unos labios sonrosados
que tiernos se entregaron a ella sola.

Mirada refulgente
que, garza, me entregaba sus anhelos
de abrazos, de ternuras y caricias,
azules como el mar y como el cielo.

Palabra balbuciente,
susurro sigiloso de doncella,
que siento en mi memoria titilando
lejano cual la luz de las estrellas.

¡Oh, cristalina fuente!
¡Recóndito hontanar de mis recuerdos!
¿Por qué manas ahora con vehemencia
saudades de bellezas que se fueron?

Conmigo sé clemente
y no me traigas más la evocación
de sueños juveniles ya olvidados
nacidos al calor de un bello sol.

¿No ves la pena ingente
que causan en mi pecho los recuerdos
de amores que alumbraron primaveras
y duelen remembrados en invierno...?

© Antonio Pardal Rivas
9-01-08

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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