LLEGADA

 

 

 

 

 

En la lejana etapa en que vagabas
por distantes caminos, siempre estuve
aguardando impaciente aquella nube
en que todos contaban que arribabas.

En mi vacua oquedad merodeabas
al redor de un anhelo que sostuve
con fuerza inmarchitable. Me mantuve
velando tu llegada y no llegabas.

Hoy por fin con mis ojos ya contemplo
como, lenta, te acercas a mi vida
y me besas con boca de impaciencia,

trasladando mi cuerpo a ese gran templo
donde exulta gloriosa tu venida,
pues por fin me impregnó tu hermosa esencia.


 

© Antonio Pardal Rivas.

21-12-06


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

VOLVER