Se dislumbraba la figura de una anciana
mirando a la gente pasar
tras los cristales de su ventana.
Allí refugiada en su hogar
pasaba las noches y los días enteros,
sin pisar de la calle el suelo.
Su rostro reflejaba triste mirada
arrugas en su rostro lleno de duelo,
ahora ya a sus años vivía sosegada.
Sus cuatro paredes eran su trinchera,
nunca mejor dicho esto era,
joven con grandes inquietudes,
siempre se puso al lado del desvalido,
del pobre, ó malherido.
En su juventud no pasó desapercibida,
su belleza inusual, la hizo bien conocida.
Cuentan los lugareños que su familia acomodada,
la desheredó por el rumbo que dió a su vida.
A contracorriente reclamó justicia,
se convirtió en una más ¡pobre!
El sufrimiento, calamidades, miserias,
marcó para siempre su rostro vivo,
causando a su salud lesiones serias.
Hoy que todo lo perdió observa
tras su ventana el pasar
de hombres y mujeres y recuerda
como algunos de ellos fueron
los niños abandonados que tuvo que cuidar.
Su amor fue uno y único
hombre de principios y buen corazón
les unió el amor y la razón.
Fueron dos seres culminandose,
pasaron los años... y sin hijos,
perdido su ser más querido, sin ilusión.
Aún hoy se mantiene en pie,
inquietudes no le faltan, aunque herido,
su corazón de muerte fué.
Centenaria, pelo blanco, delgada,
asoma su rostro tras el cristal
aunque nos parezca alejada,
su mente se conserva igual.
Gran tesoro guarda aguerrido
en su anciano corazón.
_________________ SI VES QUE LA VIDA NO TE SONRIE HAZLE COSQUILLAS.
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