Rugoso con el tronco muy altivo, situado en un viejo secarral, como resto de época ancestral, se eleva solitario un viejo olivo.
Él se siente, a sus años, creativo y no pierde por nada la moral, al saberse, al menos, parigual a otras plantas de ceño despectivo.
Y en la hora feliz de la alborada, cuando el sol ya calienta la arboleda y a sus hojas doradas acaricia,
el olivo, con su alma abandonada, en el yermo erial solo se queda, produciendo sus frutos con pericia.
_________________ Paz y Amor para todos
Antonio
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