¡Vete oscuro pero vete,
que a la noche la has herido!
¡Vete y ya más no te acerques!
¡Húndete en el mar, retiro
de aquellas cosas ausentes
que se pierden en el frío!
¡O si no, muere, ya muere
o sigue tu recorrido,
que la vida ya se viene
para herirte con su brío!
¡No nos recuerdes la muerte
con tu vacío maldito!
Nunca he sabido quererte
¡y tú nunca me has querido!
¡Que quien quiera conocerte
te tenga como destino!
¡Huye ya de nuestras mentes,
desocupa los caminos,
vete solo y transparente,
tan solo como has venido!
¡Deja tu sitio a la gente,
al murmullo de los ríos,
al desatado torrente
de las voces de los críos!
¡No nos recuerdes la muerte
con tu maldito vacío!
Siempre he querido perderte
¡y tú siempre me has perdido!
¡No te acerques a mi frente,
que te mata mi alarido!
¡No vuelvas, voz de lo inerte!
¡Huye pesado y sombrío!
¡Huye, silencio ya vuelve
a la nada y al olvido!
¡No confíes en tu suerte!
¡Te mata el humilde grillo!
¡Te arañan mi voz potente
y mi grito dolorido!
¡No nos recuerdes la muerte
con tu maldito vacío!
Nunca quise conocerte,
¡pero tú me has conocido!
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