Vino la muerte a buscarte
cuándo menos la esperabas,
cuándo tu alma tenia,
amueblada nuestra estancia.
Le dijiste, que esperara
solo un segundo...un instante,
la muere te respondia...
¡llegó tu hora, adelante!
Y sola, sin más bagaje
que el dolor de tus entrañas,
bajo tu manto de penas,
le diste a la muerte el alma
Sola se quedó la casa y
amueblada nuestra estancia,
en los rincones el eco,
de tu voz que me llamaba.
Me dejastes un mensaje
envuelto en sábanas blancas,
pero...no supe leerlo,porque
me ahogaban las lagrimas.
Pero al pasar de los años,
he vuelto a pisar tu casa.
Abrí todos los balcones,
para que la luz entrara.
y descorrí las cortinas
que cerraban tus ventanas
los ecos de los rincones...
se tornaron en sonatas
Descifrandome el mensaje
que entre sábanas dejaras.
y me acurruco en el suelo,
al pie de aquella ventana
¡¡¡Ay madre!!! si yo aquel día
no hubiese tenido lagrimas
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