FOTOMUSICA

<center>Le quisiera preguntar
en verdad al alma mía
si acaso mi felonía
fue tan grande y mi pecar.

Porque por más que medite,
aunque duda tenga alguna,
más creo que la fortuna
me retó con fuerte envite.

Generoso siempre fui
y nunca a nadie he negado
un favor. Ya me he olvidado
de a ganar a cuántos di.

Mi pecado fue el amor.
Por complacer mis deseos
me prodigué en devaneos,
nunca en envidia y rencor.

Amante de la aventura,
no le di más importancia,
en mi supina ignorancia,
a un instante de locura.

Y al cabo, ya ven, se paga
tanto placer en la vida;
pues en su interior, hundida,
llevo en el alma una daga.

La herida dañóme en medio.
quizás me cause la muerte
o tal vez, si tengo suerte,
tengan mis males remedio.

Como sea, sigo andando
cual buen caballero andante;
con la verdad por delante,
no sabemos hasta cuándo.

Pues todo al final termina,
prosiguiendo la cadena.
Ya veremos qué condena
el Buen Dios me dictamina.

Si es ajustado y severo
y su carácter estricto
ya conozco el veredicto:
¡Irme con Pedro Botero!

En su Bondad yo confío,
pues fue de amor mi pecado.
Si una mujer me lo ha dado
también le entregué yo el mío.<center>

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La gloria es de quien la busca; la suerte del que la encuentra.

Hola Paco humano y bello tu poema, lleno de amor, y temores, como siempre a lo que ha de venirnos. A la contrapartida de todo lo que vivimos con medida y sin ella a lo largo de nuestros dias. Seguro que Dios nos juzgará allá a cada uno más afable y benevolente que muchos humanos aqui en la tierra, un abrazo.

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SI VES QUE LA VIDA NO TE SONRIE HAZLE COSQUILLAS.

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La gloria es de quien la busca; la suerte del que la encuentra.

¡Hola!, D. Francisco:

Te preguntas a tí mismo y haces conjeturas sobre tus pasados comportamientos. Fuiste generoso, pero tu pecado fué el amor. No has sido rencoroso ni envidioso. Si yo fuera Dios estarias no solo perdonado, sino premiado, pero una cosa es la vida eterna tras el último y definitivo juicio en el mas allá, y otra lo que ocurre aquí abajo, donde parece que casi siempre triunfan los que tienen su conciencia arrinconada y se dedican a realizar, por encima de sentimientos mas nobles, su deseo de riqueza y poder. Lo estamos viendo a diario en nuestro alrededor, donde la justicia es una mierda, pero, al fin y al cabo, en cierto modo y al final, todos terminamos siendo la consecuencia de nosotros mismos, de nuestros propios aciertos y errores, aunque el camino haya sido, injustamente, mas duro o mas blando para cada cual. Y esto tambien vale para lo sentimental. No te atormentes. A veces no conviene mucho reflexionar. Tambien puede haber en el cerebro, independientemente del amor, la riqueza o la adversidad, un pequeño rinconcillo para la felicidad, y el tuyo -tu cerebro-, a la vista de tus poesías, parece estar bien dotado.

Me ha gustado mucho el tema y la forma en que lo escribes.

Un abrazo

Avidad

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la felicidad puede ser la resultante de la verdadera concordia entre nuestra fortuna y nuestra forma de vivir

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La gloria es de quien la busca; la suerte del que la encuentra.