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¡Que te revienten la venas!...
Quiero ver el color
de tu amor a borbotones.
Quiero saber de una vez
si tus labios rojos gritan,
si tus labios rojos besan,
si tus labios rojos aman
aunque maten corazones.
No me importa que tú mueras.
Yo te daré mi vida
mil veces, las que quieras,
y gritaré cuanto te amo
adorándote de veras
para decirte con fuerza
que eres verdad y quimera,
que eres tormenta en la noche
y luz de aurora en la espera,
que eres temblor con derroche
y paz llena de promesas,
que la sangre tuya es roja
que yo te amo de veras,
que tus labios gordezuelos
no son fresas sino rejas
porque ocultando están tu amor
mientras yo me quedo afuera.
Perseguiré tus curvas
sinuosas y ligeras
que me estrechan y me enlazan
que me ahogan, que me ciegan....
y cuando tu boca y mi boca
se enlacen como cadenas
aún quedarán nuestras almas
aliviando nuestras penas
jugando entre las nubes
por encima de la tierra.
¡Que te revienten las venas!....
Cuando al fin vea tu sangre
correr entre cometas
yo te daré la mía
para que morir no puedas
y entre cielo, mar y tierra
o entre flores de algodón
nos besaremos de veras.
Mientras....dormiré sobre tu cuerpo,
cubriéndolo con mil sedas
y uniremos nuestra sangre
navegando por tus venas.[/b]
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La poesía convierte a menudo en loco al hombre más cuerdo y vuelve listos a los más necios.
F. de la Rochefoucauld.
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