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Inmenso caudal de una existencia,
que se funde en lo hermoso del paisaje,
rotundo caminar por un linaje,
ausente de verdades superpuestas.
Cerros inmensos, valles sin llanezas,
aguas que buscan el cauce de los ríos.
Sombría soledad, dolor y hastío,
profunda vejación que solo empieza,
al destacar de lo pobre...el poderío.
Valles que surcan cerros sin ramaje,
blanca retama, que puebla tu engranaje
pizarra vieja y encina milenaria,
verdes olivos, campiña sosegada,
rojos tejados y piedra soberana,
vais dibujando, las casas empedradas.
Pasado añejo que el aire lo reclama,
se va escondiendo en muros y pizarras.
En su recuero la historia se proclama
¡Diosa y Señora! en ésta tierra ufana.
Caudal de vida, transeúnte, pagana,
que corres los caminos, de valles y espadañas,
ahondando en sus raíces, figurando su casta
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