Es como bruma de seda
su pelo ¡como se enreda!,
grande su curiosidad
le rebosa la bondad,
ojos de tierna inocencia
y le puede la inconsciencia.
Retoza por la colina
sube, baja y se espanta,
cae rodando, se levanta...
mira la flor en la cima
porque su color le encanta.
Orejas firmes, muy tiesas
y alguna veces aviesas,
el hociquito bien blanco
al igual que cada flanco,
su colita la menea
para que todos la vean
y su canto es un encanto
lanzado a su vecinita
color gris y rellenita
que le hace sufrir tanto
porque al fin la necesita.
Como si fuera un peluche
de gordo y redondo buche
se tumba junto a mi lado
igual que un niño mimado,
me empuja y no me deja
hasta rascarle la oreja.
A mi nube de algodón
le gusta que yo le cante
que lo acueste y lo levante
y me sirve de almohadón
porque lo quiero un montón.
Yo lo tengo como amigo
“y no se me importa un higo”
lo que diga alguna gente
tonta, fea e impertinente
que no entiende mi amistad
y me mira con maldad.
Podrá ser grande o más chico,
puede ser un cabezón
y que a veces sin razón
luzca más pobre que rico…
pero yo quiero a mi borrico.
