Anoche te esperé, pero fue en vano... ¿En qué me equivoqué, si mi cabeza forjó con gran esfuerzo y sin pereza los versos que escribió mi torpe mano?
Acaso te asusté, pues es humano tener una inquietud cuando algo empieza; cavilo que actué con gran torpeza, te hablé de mi cariño muy temprano.
Debí tacto tener y gran sigilo, dejar que reposara el sentimiento; mas pudo más pasar la noche en vilo,
pensando en tu belleza. Lo lamento. No dejo de pensar y hasta cavilo si no llegué a soñar, como en un cuento.
Ya he dicho que lo siento. Perdóname mi audacia y osadía y acude en esta noche, vida mía.
_________________ La gloria es de quien la busca; la suerte del que la encuentra.
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