Calmada está mi mente y mi conciencia tranquila por haberse sosegado; pasó todo el peligro, no hay cuidado que tornen la inquietud y la impaciencia.
Lejano está Satán. De su influencia en forma de mujer ya me he librado; que vaya a atormentar por otro lado, tendré en lo sucesivo más prudencia.
Un ángel en sus dichos parecía, diciendo que me amaba tiernamente. Por suerte me alumbró Santa Lucía -
Patrona de mi gremio - y a mi mente prestó todo el vigor y la energía, pudiéndome librar de tal demente.
¿Será tal suficiente? Me temo que a aliviarme tanto mal no alcance, todo entero, el santoral.
_________________ La gloria es de quien la busca; la suerte del que la encuentra.
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