No veas en mis actos apatía, es sólo que el amor vivo pausado; el tiempo se llevó mi lozanía, las prisas del ayer ya se han calmado. Son actos que contemplo cada día al ver el caminar del que, a mi lado, se arrastra lentamente a su querencia: El viejo del que esperan ya la herencia.
Yo joven fui también y mi energía en torpes aventuras del pasado gasté sin dilación y en gran cuantía, sin pausa y sin pensar si era pecado. Busqué siempre el placer, la algarabía, viví como tajante quiso el Hado. Hoy freno mi ilusión y mi impaciencia. Tenía que servirme la experiencia.
Mas pienso que me resta todavía bastante por andar. Con tanto andado percibo mi final con lejanía, el miedo al Más Allá me ha abandonado. Me quedan gran vigor y valentía, mis ansias de querer aún no han mermado. Mas tomo ya el asunto sin urgencia, en vez del corazón uso la ciencia.
Admite esta actitud con simpatía. No creas que me aburro y, fatigado, prefiero más dormir. Tu compañía ansío tener pronto. No han cesado las ganas de querer hacerte mía, mas debo de portarme con cuidado. Comprende que fue dura mi existencia, que tengo así que obrar en consecuencia.
_________________ La gloria es de quien la busca; la suerte del que la encuentra.
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