Vergüenza me da pedir, mas no existe más remedio. ¡Qué tristeza es mendigar para quien tiró el dinero!
Dispuse de una fortuna siendo sólo un jovenzuelo. Y ahora, ya ves, mendigando, cuando comienzo a ser viejo.
¡Los cambios que da la vida! ¡Tener que vivir de un sueldo escaso y vil! Y de un jefe el capricho obedeciendo.
Fue por mi mala cabeza, por no aprovechar el tiempo. No preví para el mañana, pensé que estaba muy lejos.
Siendo joven no se tiene en cuenta más que los sueños, pero nunca en realidades se suelen convertir estos.
Y hoy me veo suplicante, con mi orgullo por el suelo. No tuve que gastar tanto, tuve que andarme con tiento.
- ¡Que me quiten lo bailao! -. Dijo el tonto, satisfecho. ¡Qué bailes ni qué ocho cuartos si hoy pasas hambre! ¡So lelo!
Mas pocas veces se aprende al ver los males ajenos. Uno mismo ha de vivirlos. Si no, no estamos contentos.
_________________ La gloria es de quien la busca; la suerte del que la encuentra.
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