La verdad de las mentiras
IGNACIO
CAMACHO
PRONÚNCIESE con mucho engolamiento autosatisfecho, alargando ahuecadamente la zeta y acompañando la frase de una sonrisa complaciente: «Primero la pazzzzzzzz, y después la política». ¿A que suena bien? Solemne, rotunda, marmórea, tranquilizadora, terminante. «Primero la pazzzzzzzz, y después la política». Perentoria, tajante, firme, concluyente, categórica. Otra vez: «Primero la pazzzzzzz, y después la política». Impecable, irrebatible, convincente, irrefutable, apodíctica. Sólo que... falsa. Engañosa, falaz, fullera. Un vulgar embuste, una descarada mentira.
«Primero la pazzzzzzzz, y después la política». Y a continuación, el anuncio de apertura de un diálogo entre el Gobierno y ETA. «Primero la pazzzzzzzz, y después la política». Y de inmediato, el reconocimiento de Batasuna -¡en un debate de las Cortes!- como interlocutor político. «Primero la pazzzzzzz, y después la política». Y un fiscal mandado por el Gobierno pone en negro sobre blanco, en un alegato procesal, la condición de pacificadores de Otegi y sus amigos. «Primero la pazzzzzzzz, y después la política». Y el citado Otegi declara aliviado que ahora es cuando el proceso va por buen camino mientras Batasuna comienza a mover los papeles para su legalización bajo otra marca. «Primero la pazzzzzzzz, y después la política». Y los proetarras proclaman con alborozo el comienzo de un proceso de negociaciones entre partidos. Todo esto en una semana. Política, política, política. ¿Y la paz?
La paz es ahora una «cuestión técnica». Así lo llama, significativamente, Arnaldo Otegi. Una cosilla secundaria a tratar entre sus amigos de la capucha y los enviados del Gobierno: el futuro de los presos y tal. Un asuntillo menor ante el que no hay que tener prisa. «Sería un error histórico tener prisa». Pero esto último no lo dijo Otegi, ni Permach, ni Barrena. Lo ha dicho, repetidamente, hasta casi antesdeayer, José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno de España. Sí, el de «primero la pazzzzzzzz, etcétera». Ése mismo.
El mismo que ha engañado tres veces -plan Ibarretxe, «no tengo ningún compromiso con ETA», pacto de silencio en el debate de la nación- a Mariano Rajoy. El mismo que armó el embrollo del Estatuto catalán al comprometerse irresponsablemente a aceptar «lo que salga del Parlamento de Cataluña». El mismo que reiteró a las víctimas del terrorismo que jamás pagaría un precio político a cambio del cese de la violencia. El mismo que dijo en sede parlamentaria que las palabras están al servicio de la política, y no al revés. El mismo que llegó al poder bajo el amparo de una frase -pronunciada por quien hoy es su ministro del Interior- de las que marcan un mandato: «Merecemos un Gobierno que no nos mienta».
He aquí las dos simples proposiciones de un implacable silogismo. 1: «Merecemos un Gobierno que no nos mienta». 2: «Primero la pazzzzzzzz, y después la política». La elemental conclusión está al alcance de quien tenga oídos para oír, ojos para ver... y dignidad para no engañarse a sí mismo.
Artículo publicado hoy lunes en abc.es.-
Y yo me pregunto, ¿cómo se puede luchar ante tanta falacia del “Zapatero prodigioso”?, cuándo todo el guión está escrito desde hace mucho tiempo, desde el Pacto del Tinell, la reunión de Perpiñán y el 11M del que dice él y Rubalcaba que todo lo saben y ¿porqué no lo cuentan?, cuando la propaganda mediática de casi el 99% de los medios de comunicación, al servicio de brutal mentira, tiene engañada a más de la mitad de la ciudadanía. Cuando no se tiene en cuenta a los casi mil muertos y miles de tragedias de los que resultaron heridos en tantísimos atentados cometidos por esa banda asesina, cuando se olvidan olímpicamente de los 192 fallecidos en los trenes.
Espero que la historia lo juzgue como se merece, como el gran vendedor de su Patria y de todos los españoles.
Saludos cordiales, Carlos.-
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