El peligro de una crisis económica en un pais cualquiera es llegar a su propio colmo que es la quiebra del Estado y del sistema, porque la quiebra del Estado implica la quiebra del Gobierno y sus políticas y, por consiguiente, de sus leyes y sus instituciones. Es la anarquía. De ahí la importancia de la economía que D. José Luis Rodríguez Zapatero, en el caso español, vino relegando a un segundo plano ante la prioridad de sus objetivos, encaminados principalmente a mantener el voto mediante un plan legislativo ideológico, unos medios de comunicación adictos y una inmensidad de subvenciones a sectores sociales, asociaciones y entidades acordes con sus propósitos.
Quiérase a nó, por muy socialista que un Gobierno se declare; por mucha ley de Memoria Histórica a medias que enarbole; por mucha educación adoctrinante que se invente; por mucha obra pública que ponga en marcha; por muchas subvenciones que mantenga; por mucha propaganda publicitaria que dispendie..., si el sector productivo privado no funciona, la ruina es inminente porque la producción, la competitividad y el ahorro son las claves del exito. Y a ésto es a lo que menos atención ha prestado el Gobierno de Zapatero durante su legislatura.
Estamos inmersos en un mundo globalizado que impone sus normas y sus reglas y si un Gobierno no se atiene a ellas, pone en peligro a los otros, que inmediatamente lo llamarán al orden, como acaba de hacer Europa con España. Esa es la realidad evidente. Pero como cada cual es libre de pensar como quiera y cada persona tiene en mente su particular criterio de cómo debería arreglarse el mundo, siempre habrá quien opine que el capitalismo, al que identifican con la empresa privada y la banca, es el culpable de todos los males.
Yo prefiero un pais donde sea la iniciativa privada, y no la pública, la que genere producción competitiva, trabajo y riqueza, donde el beneficio se distribuya equitativa y racionalmente a la labor que cada cual aporte, donde no se haga bandera de odio contra el patrón por mera ideología, pero que al mismo tiempo el trabajador se considere remunerado y no explotado.
Lo contrario solo conduce a lo que estamos viendo a diario. Mucho odio de clases, mucho resurgir del aparato político-burocrático, mucho gasto administrativo, elevado coste de la captación y manteniento del voto, inseguridad del futuro, incontenible índice de paro laboral, corrupción generalizada, disminución del poder adquisitivo del obrero y enriquecimiento ilícito de innumerables avispados...
El partidismo político sólo es un germen de controversia donde a rio revuelto las gentes pican en el anzuelo de los discursos para ganancia de pescadores. El Capital, la Banca y el Estado siempre van de la mano. Los gobiernos que dilapidan el Capital, obligan a los ciudadanos a contribuir para engrosar la Banca de la que se nutren, de tal forma que si ésta no abastece, el Estado desaparece. Las ideologías políticas son gilipolleces.
Avidad.
_________________ la felicidad puede ser la resultante de la verdadera concordia entre nuestra fortuna y nuestra forma de vivir
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