FOTOMUSICA

En el ABC de hoy aparece un escrito de Ignacio Camacho, que comienza así:

ANDALUCÍA no es una nación, y quienes sostienen lo contrario no saben lo que es una nación ni lo que es Andalucía. Por tanto, definirla en el nuevo Estatuto de autonomía como «realidad nacional» no sólo es una barbaridad -«una broma» según Alfonso Guerra, que quizá tenga que votar a favor de esa broma en el Congreso, como hizo con el texto catalán-, sino un pastiche conceptual y político inventado con el único propósito de arropar el disparate impuesto por el consorcio de poder de Cataluña. Pero un disparate no se arregla con otro disparate. Esta deriva demencial acabará con el reconocimiento de la «realidad nacional» murciana, balear o riojana. Tiempo al tiempo.

Como era de esperar, el Estatuto de Cataluña ha abierto una espita que nadie va a poder cerrar desde la racionalidad política. Es obvio que al reconocer a Cataluña como nación se establece un claro agravio comparativo con otras autonomías, y se ponen las bases de una España de dos velocidades que el pacto de la Transición evitó precisamente a partir de que Andalucía se rebelara contra ese designio. Lo que ahora intenta hacer el PSOE andaluz, con el concurso seguidista e irresponsable de Izquierda Unida, es extender la confusión ya sembrada a costa de la única realidad nacional que reconoce la Constitución, que es la de España.


Por supuesto que, según la teoría tradicional del Derecho Político que yo tuve el honor de estudiar hace ya muchos años, con el ínclito Profesor Lojendio, Andalucía no es una Nación. Pero Cataluña, tampoco lo es.

Y lo que jamás va a tolerar Andalucía, ni ningún andaluz es ser un ápice menos que Cataluña o los catalanes. Ya lo demostramos en los primeros años de la transición cuando votamos con un grito unánime que Andalucía era una nacionalidad que se regía por el artículo 151 de la Constitución, igual que Cataluña.

Y si ahora el mequetrefe que gobierna en Madrid ha autorizado que Cataluña tenga un estatuto en el que se la califique como nación, su mismo partido, el PSOE de Andalucía, le va a exigir que Andalucía tenga otro donde se la califique igual. Y si los catalanes dijesen que ellos son el Imperio Chino, nosotros también ibamos a ser el Imperio Chino.

Y si ellos van a tener Tribunal supremo, nosotros vamos a tenerlo también. Y si ellos van a administrar su riqueza, nosotros también administraremos nuestra riqueza o nuestra pobreza. Y si ellos proclaman la independencia, aquí va a tardar poco en que se vuelva otra vez a proclamar la República de Utrera.

Tengan en claro una cosa esos señores del Norte. Aquí, o jugamos todos, o se rompe la baraja, aunque esta baraja se llame España. Ya vendrá otro Pavía a recomponerla...

No olviden una cosa. Los andaluces nos sentimos españoles, como el que más, pero fuimos el último territorio que se incorporó a España...vaya a ser que todos andemos mirando para arriba y el gran zumbido reviente por abajo.

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Paz y Amor para todos

Antonio

pues sí, Antonio. aquí ya se ha perdido el Norte. Esto no es que se vaya a convertir en unos cuantos Reinos de Taifas. lleva un camino peor, el de convertirse en un montón de pequeñas repúblicas, más o menos independientes y odiándonos los unos a los otros como sabemos hacerlo los españoles, con toda la mala leche del mundo.
¿Como es posible que Zapatero no sea consciente de lo que está haciendo?. Coquetea con los asesinos de ETA, nos mete lo de las nacionalidades a la fuerza (caso de Andalucía), a pesar de las voces airadas de los barones del PSOE, que, claro, después y respetando la disciplina del partido tienen que votar lo que se les dice, aunque se les revuelvan las tripas.
Malos tiempos se avecinan. A los que peinan canas, y yo no me incluyo porque peinar, lo que se dice peinar, tengo poco para eso ya. Nos resbala un poco la cosa, por lo de que de aquí a nada ya no estaremos, o nos dará lo mismo Ocho que Ochenta. Lo malo es el panorama que les dejamos a nuestros nietos. Yo sigo pensando en una España muy parecida a los Balcanes. Ojalá me equivoque.

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Pepe