Ese albañil sale con una cirujana
Si van ustedes a Madrid un viernes a partir del mediodía, se cruzarán por la carretera con decenas de furgonetas blancas que vienen a Extremadura. Son las 'dekaúves' de los 'ferrallas': vehículos cargados de encofradores extremeños que el viernes a media mañana acaban su jornada laboral y regresan a casa. Los pantanos extremeños fueron en los años 60 improvisados institutos de formación profesional donde se formaron los mejores albañiles de España. Sus hijos siguieron la tradición paterna y hoy, en Malpartida de Plasencia, Arroyo de la Luz, Casar de Cáceres o Aliseda, centenares de profesionales son contratados por grandes empresas de construcción para levantar puentes, estadios, hoteles y autovías en cualquier parte del país. Los albañiles extremeños tienen fama de eficaces e infalibles, no están mal pagados (en Cáceres, más de 1.000 euros al mes, en Madrid, el doble) y en la madrugada del domingo al lunes regresan al tajo en las furgonetas de las empresas extremeñas especializadas en estructuras (Reeco, Foresa, Forjados Guadiana).
En los pueblos de la periferia cacereña, los muchachos dejan a veces de estudiar muy pronto tentados por lo que ellos llaman 'la peona', o sea, la peonada. Empiezan a trabajar muy jóvenes en la construcción y enseguida se compran el coche, ropa bonita, tienen dinero para gastos y seducen a sus excompañeras de clase, que, sin la tentación de la 'peona', acaban en la universidad estudiando Medicina, Magisterio, Veterinaria o Educación Social. Las parejas de cirujana y albañil o de encofrador e ingeniera química son frecuentes y suponen una quiebra de los hábitos sociales y un interesante experimento de fusión interclasista muy común en Arroyo de la Luz, Navas del Madroño o Puebla de la Calzada. Durante la semana, ella estudia cálculo de estructuras en Cáceres y él las levanta en Madrid. El viernes, ella vuelve al pueblo en autobús mientras que él, en la furgoneta de regreso, se detiene en el área de servicio 'Kilómetro 75' de la Autovía de Extremadura, le compra un osito de peluche a su licenciada en ciernes y el fin de semana son felices en amor y compaña.
_________________ Un saludo cordial,
Abrahan
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