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La Sanidad Pública y el Sistema Público de Pensiones son los dos pilares fundamentales de la Seguridad Social, cuya sostenibilidad, junto con la creación de empleo, debería constituir el objetivo primordial de las políticas de cualquier gobierno en cualquier pais del mundo civilizado.
En España, con la actual crisis económica, por parte de ciertas autoridades y observadores son muchas ahora las críticas en prensa, radio y televisión que nos advierten de la necesidad de que el Gobierno tome medidas inmediatas si queremos evitar la quiebra del sistema en que se basa el bienestar, no ya de las generaciones futuras, sino de nuestros mas inmediatos continuadores que son quienes, cotizando hoy a la Seguridad Social, aspiran a una pensión de jubilización y a una atención sanitaria eficiente en tiempo relativamente próximo.
Por el carácter antipopular de las medidas que es necesario adoptar, el Gobierno de D. José Luis Rodríguez Zapatero se muestra reacio a ejercerlas, pues su esencia política consiste en vender y transmitir a la sociedad, pese a la evidencia de los contratiempos, una sensación de normalidad en la que cada vez cree menos gente. Por ello acusa de alarmistas a cuantos, como el Gobernador del Banco de España en unas recientes declaraciones, advierten de peligros venideros.
Las circunstancias de crisis económicas, por muy crudas que resulten en el cómputo general de la ciudadnia de un pais, no siempre afectan por igual a todos. La penuria, la necesidad, la angustia siempre llega antes a unos estratos sociales que a otros. Y en España ocurre que, mientras que el Gobierno se ofrece en apariencia como protector de los débiles, en connivencia con ciertas organizaciones que le siguen el juego, la realidad es que los menos perjudicados son los estratos sociales mas altos, cuyos ingresos y privilegios son los mas protegidos cuando toda la paraferrnalia de medidas anticrisis para los débiles apenas si tienen un efecto positivo.
Este Gobierno actual español se empeña en querer arreglar nuestra crisis interna entregando ingentes cantidades de dinero a entidades bancarias y corporaciones locales so pretexto de hacer llegar el crédito a las empresas, a los ciudadanos y crear puestos de trabajo.Tampoco parece que vaya a llegar el recorte a la financiación de las autonomías. Parece ignorar que en tiempos de crisis las condiciones de contratación de créditos e hipotecas han de endurecerse necesariamente, por lo que el paliativo que se desea, en términos generales, resulta insuficiente. De otra parte, los Ayuntamientos, cuyos ingresos provenientes del sector de la construcción han decaido, necesitan el dinero que le aporta el Gobierno para cubrir sus propios gastos internos y posiblemente quede poco para inversiones, ya que nó para pagar las deudas contraidas anteriormente con las empresas privadas. De todas formas la obra pública que intente poner en marcha un gobierno cualquiera a través de un ministerio, por muy grande que sea, siempre será coyuntural y no favorecerá la competitividad de ningún producto nacional dentro ni fuera de sus fronteras.
Tan importante como el gasto público en lo necesario sería pensar en la reducción del gasto en lo innecesario. Pero este capítulo choca frontalmente con la política de los gobernantes actuales en nuestro pais, donde las estructuras político-administrativas, autonómicas y locales son un verdadero lujo que hay que seguir manteniendo aun cuando el nivel productivo sea insuficiente para ello.
ZP, UGT, CC.OO no quieren que la crisis la paguen los obreros. Y YO TAMPOCO. Pero mientras éstos sigan dejándose engañar sutilmente y no se unan contra los de arriba para obligarles a que sean ellos los primeros en dar ejemplo de austeridad, iremos derechos "al picaero".
¿Cómo reaccionaran los de arriba cuando la protesta esté en la calle y sepan que aquí ya se acabó la demagogia y el engaño?... Si llegara ese momento, que aun no es el caso, dado que, al parecer, el descontento todavía no hace mayoría, ¿volverá la Historia a sorprendernos?, ¿mantendrá Zapatero su emblemática sonrisa?...
Conste que yo me considero apolítico y no abogo en favor de parte. Este escrito es solo una opinión personal mia.
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la felicidad puede ser la resultante de la verdadera concordia entre nuestra fortuna y nuestra forma de vivir
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