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Acabo de cambiar el título a este escrito que antes aparecía con el nombre de "Cerebro y pensamiento". Ahora le he puesto "El infierno está aquí abajo", porque cuando me he enterado del atentado de ETA anoche y, además, he visto en televisión los horrores del ciclón en Birmania y del terremoto en China, pienso que si a los trastornos de la mente humana responsable de hechos como ese en el Pais Vasco unimos los horrores indiscriminados de la naturaleza que siempre afectan principalmente a los mas desfavorecidos, este mundo hemos de calificarlo como un verdadero infierno.
Es cierto que el amor, como el sentimiento mas sublime que tiene su origen no ya en el corazón -que no siemte- sino en el cerebro, existe. Pero también es cierto que la soberbia, el odio y la maldad, que también se anidan en la mente humana, están progresando en el mundo gigantescamente, porque no hay cosa mas peligrosa que la maldad colectiva de los grupos de personas humanas cuando juegan de por medio ideas e intereses.
Bajo el guión de estos pensamientos, escribí cuanto sigue.
Intento hacer un ejercicio de pensamiento libre, no influenciado por lo leido ni escrito en algún libro o en internet. Puede resultar un desatino porque en materia filosófica son muchas las escuelas creadas por grandes pensadores en cuyas fuentes yo nunca he bebido por mi bajo nivel de estudios, ya que mi vida transcurrió por otros derroteros.. Y digo yo: ¿cómo llegamos las personas a tener nuestras propias convicciones en materia religiosa, política o social? ¿Por qué ha de haber en la tierra entre los hombres esa diversidad de criterios en tales cuestiones que nos llevan históricamente al enfrentamiento entre nosotros mismos, entre pueblos, regiones, naciones, culturas y civilizaciones, y por ende, mas tarde o mas temprano, a la barbarie y a la destrucción? Quizas sea que la masa encefálica que llevamos dentro los humanos, por su infinita complejidad, nos ha hecho a cada uno diferente en nuestro propio modo de pensar. Ante una misma circunstancia externa, no siempre todos reaccionamos igual.
Los llamados profetas de la antigüedad debían saber mucho de ésto y por eso se inventaron las religiones, que, poco a poco, fueron creciendo en medios y en organización hasta convertirse en poderosísimas instituciones a nivel mundial que han querido homogeneizar a los hombres atrayéndolos hacia unas formas generales de comportamiento, contenidas en sus respectivas doctrinas, para imbuirnos de una cierta moral influyente en nuestras costumbres y forma de ser. Otro tanto, desde la antigüedad, vienen haciendo los políticos, que en cada pueblo, región, pais, cultura o civilización tratan de encasillar a los individuos en grupos partidarios de unas determinadas ideas teóricamente beneficiosas para el mejpr desarrollo de la sociedad, pero nefastas muchas veces, al fin, por el deseo de conseguir ciertos objetivos o la ambición desmedida de poder.
Lo malo es que, una vez conseguida la captación de adeptos en masa tanto por las diferentes religiones que hay en el mundo como los grupos o partidos políticos de cada pueblo o nación, la historia nos demuestra que es inevitable el enfrentamiento entre ellos mismos, pasando a una escala mayor de discordias, no ya entre meros individuos, sino entre grandes grupos cuyos intereses se contraponen. Los desencuentros ya no son solo entre un hombre y otro, entre una mujer y un hombre, entre un vecino y otro de la misma comunidad, sino entre los miembros y adictos de un partido político u otro, de un Gobierno y de la oposición, de unos paises desarrollados y otros mas pobres, de una religión u otra, de una total civilización católica, judía o musulmana contra ellas entre si. Y cuando los grandes jefes de estas "tribus modernas", que nos hemos creado nosotros mismos, son poderosísimos porque tienen enormes medios y armas de destrucción, la situación en que nos encontramos llega a ser la que en relidad tenemos en la actualidad.
Ante estas reflexiones, yo me llego a preguntar: lo que los humanos tenemos en el interior de la cabeza, que hemos dado en llamar cerebro, ¿que es en realidad? Esa fábrica del pensamiento donde se cuece y se amasa el comportamiento hacia el bien o hacia mal tanto a escala individual como regional, nacional o mundialmente generalizada ¿por qué y para qué nos ha sido dada? Si junto a sentimientos de amor y de bondad se pueden fraguar ahí, en el cerebro de cada cual, grandes dosis de egoismo y de maldad ¿quien podría ser el responsable de este engendro que, al final, nos enfrenta y acaba con nosotros? Porque es el hombre el que, empleando malamente su capacidad de pensar, terminará desapareciendo sobre la faz de la tierra.
¿No será que el verdadero infierno esté aquí abajo y sea el producto de nosotros mismos, y que la gloria esté tras la muerte, destruido el cerebro del hombre donde tan poca bondad se fabricó y a tanta maldad y egoismo dió lugar?
Como colofón a este escrito tengo que reflejar aquí mi mas ferviente repulsa a este nuevo asesinato de ETA, así como mi solidaridad con los heridos, a quienes deseo su mas rápida recuperación.
Saludos, amigos.
Avidad.
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la felicidad puede ser la resultante de la verdadera concordia entre nuestra fortuna y nuestra forma de vivir
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