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 Asunto: LA PAREJA
 Nota Publicado: Mar Jun 05, 2007 12:04 am 
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Registrado: Jue Ene 26, 2006 11:00 pm
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La pareja

Enrique Monasterio
Un safari en mi pasillo

— Caballero –gritó alborozada la locuaz habladora de la radio–, ha ganado usted un viaje para dos personas, con todos los gastos pagados…, ¡a París!
Como al otro lado de la línea telefónica no se oían los esperados aullidos de júbilo, la locutora insistió:
— ¿Está usted contento?
— Sí, señorita.
— ¿Y con quién va hacer el viaje?
— Con Asun, claro.
— ¡Qué romántico: con su pareja!
Se hizo un breve silencio, y al fin, tímida y respetuosamente, el premiado matizó:
— No, señorita, no tengo pareja: yo estoy casado… Asun es mi señora.
No entendí las risitas de la vivaz animadora: su modesto interlocutor acababa de darle una lección de rigor terminológico.
Cuando yo era joven, hablar de "La pareja" era, por supuesto, mentar a la Guardia Civil.
— Mira chaval, como te vuelva a ver robando higos, llamo a la pareja.
La pareja con sus acharolados tricornios y su cajetilla de Celtas cortos en la cartuchera, recorría –verde que te quiero verde– todos los caminos de la España de mi infancia. Aquella sí que era pareja de hecho. No sé cómo no la declararon de interés turístico.
Con los años, cuando las malas compañías me introdujeron en los antros del póquer y hube de abandonar el honrado mus de mi infancia, aprendí que una pareja es poco, que es mejor tenerlas dobles o combinarla con un trío para llegar al full.
Rodríguez de la Fuente, con su verbo inflamado, repleto de enigmáticas esdrújulas –cárcavas, córvidos, aláudidos, accipítridos…–, volvió a hablarnos de la pareja. La pareja, en este caso, solía ser de halcones peregrinos, de misteriosas jinetas o de majestuosos quebrantahuesos, y tenía un mero significado zoológico. Algunas veces, sin embargo, al ardiente naturalista se le calentaba la boca y llamaba consorte o incluso cónyuge a la hembra de la gaviota reidora o de la focha común. Eran excesos de lenguaje explicables por su afán de humanizar a los bichos.
Por supuesto, la pareja tenía más acepciones: había parejas de baile, de bueyes, de jugadores de dominó, etc. Y también se aplicaba a las distintas combinaciones hombre/mujer. Pero tras la palabra pareja, excesivamente genérica, siempre iba la preposición de, para precisar: pareja de novios, de recién casados, de medios volantes, etc.
Quiero decir que la moda de llamar "mi pareja" a cualquier hombre o mujer que esté unido a uno por lazos "sentimentales", es otra cursilería de la posmodernidad. Pero no sólo eso.
Todo viene, me parece, de la tendencia tan actual a no comprometer ni comprometerse, a trivializarlo todo. Y es que, en el fondo, ¿para qué especificar? ¿Qué importa si "mi pareja" es mi cónyuge, mi acompañante, mi prometida, mi medio novia, mi amiga, mi amiguita, mi manceba, barragana, concubina o chorva?
En esta línea se situaba un conocido columnista de suplemento dominical, sedicente experto en "relaciones personales":
— En una sociedad plural, todas las parejas deben tener el mismo tratamiento y a todas se les debe el mismo grado respeto y de consideración.
Lamento disentir: no merecen el mismo respeto ni el mismo tratamiento lingüístico ni jurídico una pareja de fin de semana que una pareja de ancianos en sus bodas de oro. De ahí que sea muy conveniente denominarlas de distinta forma. Más que nada para que a uno no le confundan.
El lenguaje debe aspirar a la precisión. Un vocablo no es más rico cuanto más abarque, sino cuanto mejor y con más exactitud exprese un concepto. Y mi pareja, tu pareja es una locución tonta, vaga, cursi, remilgada, ambigua, imprecisa, que convendría utilizar dos o tres veces al año como mucho.
Lo malo es que está de moda, se ha vestido con el papel cuché de las revistas, y –lejos ya de sus estrictas evocaciones zoológicas– suena mono, moderno, elegantemente banal. Marichu Van Kutren, con su pareja, puede entrar sin mayores obstáculos en cualquier fiesta, recepción o club por muy exclusivo que éste sea. Y hay que reconocer que, tal como está el Planeta, casi siempre es mejor no indagar de qué tipo de pareja se trata.
Por eso estoy seguro de que los librepensadores que siguen esta modesta sección no caerán en semejante memez. A la novia, es bueno llamarla novia, que es vocablo preciso y espléndido; al marido, marido; a la mujer, mujer. Y si uno tiene la desgracia de tener un lío…, más vale no llamarlo de ninguna manera y desliarlo cuanto antes.
Y a quienes nos vuelvan a hablar de "la importancia de la pareja" o de bobadas semejantes, les pediremos que precisen un poco. No sea que alguien poco avisado piense que se están refiriendo, como en otros tiempos, a la Guardia Civil.

_________________
Paz y Amor para todos

Antonio


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Traducción al español por Huan Manwë para phpbb-es.com