Se bien que esto del "Síndrome del desterrado" no es mas que una teoría, o sea un supuesto de lo que alguien pensó que tal vez pudiera ser. Y no voy a decir yo que esté, o nó, hipotéticamente, dentro de lo posible, pues es una forma, como otra cualquiera, de querer darle sentido a lo que para todos los hombres es una incógnita: el misterio de nuestro ser, la existencia del alma, su inmortalidad y su destino final en la eternidad.
Hay quien cree en todo eso, avalados por las doctrinas filosóficas de las diversas religiones que hay en el mundo, y otros que creen que al morir se acaba todo y ya está.
Si pensamos que nuestra alma (la de cada uno de nosotros) siempre existió, tiene cierto sentido admitir que fuese enviada a un mundo terrenal, uniéndola a un cuerpo carnal, para adquirir méritos a fin de darle su destino final eterno despues de la muerte. Estos méritos habrían de considerarse respecto a la idea del bien y el mal, aplicado a nuestras acciones u omisiones aquí en la tierra.
Decía el gran poeta Jorge Manrique:
"Este mundo es el camino
para el otro que es morada
sin pesar,
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar".
La concepción del hombre y la mujer como un compuestos de cuerpo y alma, la inmortalidad de ésta y el sentido del bien y del mal, entran de lleno en el ámbito de la teología. En ella se considera que antes de la Creación, un ángel bellísimo y poderosísimo, que hemos dado en llamar Lucifer o el Diablo, se sublevó contra Dios. Las fuerzas de Lucifer aun no han sido vencidas y la tierra viene a ser teológicamente como un mar embravecido donde se contraponen y luchan entre si los grandes poderes sobrenaturales del bien y del mal. Se supone que de un placentero paraiso y por culpa del pecado original las almas de todos los nacidos son arrojadas a este proceloso mar, envueltas en un cascarón perecedero que es nuestro cuerpo carnal.
Quizás, despues de todo, a Dios le diera lástima de nuestra situación y nos mandó a su hijo, Jesucristo, para fundar la Iglesia y enseñarnos el camino de las virtudes que conducen a un puerto de salvación: la fe, la esperanza y la caridad. Pero el hombre (la raza humana, quiero decir) vive aferrada en su mayor parte a los siete pecados capitales atribuidos al Diablo, o sea a las fuerzas del mal: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza. Y es por eso por lo que así al mundo le va y está como está. Pero todavía -según la teología- queda por venir lo peor, pues no será antes de la llegada del Apocalipsis cuando Lucifer quede finalmente derrotado. Y después llegará la resurrección carnal universal de todos los muertos que en el mundo fueron y el Juicio Final, para quedar unos en la dicha eterna y otros, cuando menos, separados de la presencia de Dios.
Quien vaya misa y no piense ni crea en eso estará cometiendo un acto de hipocresía.
Dicho esto, que es el dogma cristiano -querida amiga Sofía- todos habríamos de padecer el "síndrome del desterrado", pues verás que no hay nada que se le parezca mas a esa teoría de Platón que la propia filosofía del cristianismo.
Sin embargo, la inmensa mayoría de los humanos no llegamos a padecer ese síndrome porque solo nos acordamos de la eternidad cuando ya estamos cerca de la muerte. Mientras vamos navegando por ese mar proceloso que es la vida, bastante tenemos ya con ir salvando dificultades, contrariedades, enfermedades, etc. Los placeres, en gran parte, nos los pone el Diablo a ver si caemos en sus garras con la tentación.
Respecto a la parábola de los talentos que explicó Jesús, también puede interpretarse en un sentido distinto al que se le quiere dar. El amo tenía tres criados. Cuando se iba a ausentar por algun tiempo, a uno le dió cinco talentos, a otro tres y al tercero uno. Cuando el amo volvió, premió a los que mas le habia dado porque habian obtenido réditos y castigó al mas pobretico, al mas apocado, al mas timorato que no quiso emplear su dinero por temor a perderlo. Es lo que pasa siempre en el mundo, que el mas débil es quien "paga el pato", mientras se da el mérito a quien atesora mas.
No voy a insistir mas en estas consideraciones. Que cada cual alegre su vida buenamente como pueda, ejercitando el amor hacia cuantos nos rodean, y en especial hacia los que mas lo necesiten; que la suerte nos sea propicia en todos los sentidos.... y después que se haga con nosotros en la eternidad lo que el Creador Universal quiera.
Un cordial saludo para tí, amiga.
Avidad
_________________ la felicidad puede ser la resultante de la verdadera concordia entre nuestra fortuna y nuestra forma de vivir
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