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¡Hola!, amigos/as del foro:
Se me ocurre escribir, por romper este prolongado silencio que observo en esta sección del foro, sobre las nuevas tecnologías.
Por razón de mi oficio, hace ya unos quince años, cuando yo rondaba por algo mas de los 60, tuve que ponerme a bien con los ordenadores; por los que había entonces, caros, malos, de escasa capacidad de almacenamiento y poca memoria ram, para los que casi todo el software existente se reducía a editores de texto, al menos en lo relacionado a mi oficio. Casi a punto de jubilación, y por no seguir utilizando hojas de letras transferibles y pantógrafos mecánicos -lentos y ruidosos-, tuve que decidirme a utilizar la informática, intuyendo que el futuro, en adelante, iría por ahí.
Nunca estuve muy sobrado económicamente y por cuestión de precio compré un ordenador ATARI (todavía Microsoft no se había apoderado del mercado del software con su invento del sistema operativo WIndows). El programa que me facilitaron, llamado "Calamus" -que , traducido al español, quiere decir "pluma"-, era aleman y sin manuales en castellano. Y eh aquí a Carlos averiguando por sí mismo cómo se podía escribir con aquello, sin maestro alguno, tocando en un lado y otro, y a golpes de pura lógica. Solo éramos un toda España -según supe después- quince o veinte personas las que utilizábamos el Calamus para texto, aunque ATARI, en aquel tiempo, era toda una potencia en cuestión de música y juegos.
En los PCs de entonces el editor mas común era el Page Maker, que no funcionaba en el sistema operativo de ATARI.
Hice amistad con un catalán, llamado Fernando Soley Mas, de la empresa Yelos, a quien debo estar eternamente agradecido porque en mas de una ocasión, por teléfono, me sacó de apuros. Y así fue como día tras día y año tras año, por necesidad y con gran esfuerzo, fui aprendiendo a manejar el ATARI. Claro que en informática, lo que se aprende sin esfuerzo, se olvida enseguida, y a mí, como tan mal lo pasaba, lo que aprendía ya nunca se me olvidaba.
Años mas tarde, un amigo me montó un PC, ya con Windows 95. Con un emulador instalé el Calamus en su versión de entonces mas actualizada, y tambien el Corel Draws y el Free Hand que son programas de diseño grafico que hube de asimilar, igualmente, poco a poco, con mis sesenta y tantos años. Incorporé el pantógrafo Rolamm Cam y una impresora a color de gran formato entre mis máquinas profesionales.
Desde entonces hasta hoy, el desarrollo de estas técnicas ha sido tan enorme y tan rápido que no queda ni una sola industria relacionada con las artes gráficas que haya podido subsistir sin agregarse a ellas. No daba lugar a amortizar la inversión en cualquier producto o maquinaria, cuando ya habia salido al mercado otra mejor y mas rentable. Era imposible estar a lo último en cuestión de tecnologías.
Me jubilé y dejé el negocio a cargo de mi hijo, dejándolo actuar a su aire y pasando yo de ser el jefe a ser ahora su mejor ayudante.
Ya jubilado fuí mejorando mi equipo informático e incorporando software, no solo a efectos del negocio, sino como diversion y distracción. Windows XP, Internet, ADSL, tarjetas de sonido, video y television, MSN, etc., hasta convertirme casi en un adicto que no podría pasar ahora sin su "cacharro", como me supongo os pasará a la mayoría de vosotros.
Lo último que he incorporado a mi equipo ha sido un receptor de satélite con antena parabólica enfocada hacia el Astra y conectada con el ordenador y el televisor. Tras la introducción de los códigos correspondientes, parece como si el mundo entero se abriera a los sentidos, y uno, que recuerda sus tiempos pasados, empieza a pensar y lamentar haber nacido, acaso, con 30 o 40 años de antelación. Videos musicales, conciertos, espectáculos maravillosos, deportes, programas de televisión internacionales con perfecta calidad audiovisual y hasta películas porno ahora que uno está operado de la próstata y no le sirven para nada. Y todo ello sin salir de casa. ¡Vamos... como para echarse a llorar!
Sin embargo, ante tanta maravilla de la técnica, ante el lujo y derroche económico que se observa en el mundo por la ventanilla del televisor y ante la sexualidad que se viene a nuestra vista con solo apretar un botón, no puedo menos de acordarme de aquellos que carecen de lo mas elemental, que mueren de hambre todavía en los paises subdesarrollados o se matan entre sí en las crueles guerras que otros hombres mantienen como consecuencia de esa locura que radica en la maldad; no puedo menos de acordarme de tantos accidentes en las carreteras, de tantos enfermos en los hospitales, y también de la inconsciencia con que se acepta que el desarrollo mal interpretado de la humanidad esté llevando a la destrucción de nuestro entorno ambiental. Esto tambien se ve, aunque en ello nos fijamos menos, por la ventanilla del televisor. ¿Qué clase de mundo es este?
Otro día escribiré sobre la fragilidad de la atmósfera que nos estamos cargando, la atmósfera que envuelve a la tierra y nos preserva de la desolación del mas inmediato entorno universal exterior. La vida cual hoy se concibe en la tierra podría acabarse con el simple aumento de unas centésimas del CO2 (dióxido de carbono) que se haya en la atmosfera en una proporción del O.O33%. Estamos pendientes de un hilo, con toda la importancia que el Hombre se quiera dar. Hasta ahora, los grandes poderosos de la tierra parecen no haberse dado cuenta de ello y siguen con su manía de enriquecerse mas y mas a cambio de hipotecar la subsistencia de las futuras generaciones.
Un saludo.
Avidad
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la felicidad puede ser la resultante de la verdadera concordia entre nuestra fortuna y nuestra forma de vivir
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