LA
FRAGUA DE VULCANO
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Este
tema mitológico (referido a los amores adúlteros de los
dioses Venus y Marte) fue compuesto por Velázquez durante su primera
estancia en Italia, a donde marchó como estudioso para conocer
la pintura italiana. En
este lienzo además incorporó la belleza de los desnudos
que había estudiado también en Italia: tienen los cuerpos
de estos herreros un gran sentido clásico.
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Y clásica es la fábula que se evoca en la escena: el dios Apolo desciende a las profundidades de la tierra donde trabaja Vulcano (el dios herrero) para comunicarle el engaño al que le somete su esposa Venus, la diosa del amor, con el dios de la guerra Marte. La sensación de instantaneidad, casi cotidiana, es uno de los logros de Velázquez en éste y otros lienzos suyos. La infidelidad de la esposa de Apolo (Venus) con Marte, deja paralizados a los personajes de la fragua. Todo queda suspendido por la sorpresa de la notica; el tiempo se ha detenido en un instante. Este cuadro lo pintó Velázquez hacia 1.630. Fue comprado por Felipe IV en 1.634. El
dominio en el modelado de las figuras, que ronda la perfección
anatómica, y la distribución espacial de las mismas, es
sorprendente. Se consigue un efecto dimensional admirable al colocar los
diferentes cuerpos en distintos planos, ocupando toda la superficie del
cuadro. La mitología se hace carne y habita entre nosotros gracias
al genio de Velázquez. |
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