EL RETRATO

 

 

 

 

 


Hoy, revolviendo en un viejo cajón
he descubierto una joya olvidada,
dulce reliquia de un tiempo lejano:
viejo retrato de tu cara amada.

Eras muy joven en aquella imagen
que reflejaba tu tierno candor.
Lágrimas dulces bañaron mi cara,
bajo el recuerdo de aquel gran amor.

Media centuria ya tiene la foto,
y aún me parece que tiene dos días.
¡Como pasaron tan raudos los años!
¡Como me aterra esta cruel lejanía!

Cuando se acerca el final de la vida
y ya la mente no se halla alienada,
todo se aprecia en tiempo presente.
Ya para uno no hay antiguo nada...

Aún me parece que estrecho tu cuerpo...
aún siento dulce la miel de tu boca...
aún me ilumina la luz de tus ojos...
aún sigo oliendo tu perfume a rosa...

¡Bello retrato que andaba perdido,
y que por un puro azar he encontrado!
¡Cuanta dulzura a mi mente has traído,
al recordarme aquel tiempo pasado...!

¡Voy a llevarte como a un relicario
junto a mi pecho, oculto, escondido,
hasta que llegue la hora esperada
en que me vaya donde tú te has ido...!

Antonio Pardal

  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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