
Señor:
Yo,
en la alborada de este año,
quisiera ser como la nieve blanca,
con pureza en que no exista el engaño,
y fulgor que ilumine mi humilde alma.
Yo te ruego, Señor,
que me concedas
la paz y la quietud del mar en calma,
librándome de penas y tristezas
el año que se acerca en lontananza.
Protégeme,
Señor, de la maldad,
del odio, la venganza y la malicia.
Te pido que ilumines mi conciencia
llenándola de amor y de justicia.
Recuerdo la inocencia
de mi infancia...
¡Quien fuera el humilde pajarillo
envuelto en el amor y la fragancia
que diérale mi madre a aquel chiquillo...!
Señor
...
¡Son tantos
los años ya pasados...!
¡Y tantos sufrimientos padecidos...!
¡Se encuentra ya mi pecho tan cansado...!
¡Me hallo ya tan triste y abatido...!
Tan sólo te
suplico me concedas
un poco más de fuerza en el camino,
hasta alcanzar el día en que mi alma pueda
descansar junto a tu Amor divino.
1-enero-2.005