ALMENDROS DE MI AXARQUÍA

 

 

 

 

 

 


Despacio va cambiando el bello manto,
destello de las nieves invernales,
y el brillo de las sierras colosales
parece que descuida su albo encant
o.

Escurren las laderas como un llanto
los restos de nevadas torrenciales
con agua resurgida en manantiales
que entonan, cristalino, un dulce canto.

El frío del invierno se modera
y flores por doquier cubren la tierra
pintando de colores la campiña.

Y tierna va naciendo en primavera
la flor de los almendros de mi sierra,
más blanca que los senos de una niña.

 

© Antonio Pardal Rivas

14-3-09



































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