
Cantaba
su canción de terciopelo
recuerdo de un ayer que se escapaba
envuelto en los amores que añoraba
de un tiempo remembrado con anhelo.
Cantaba
melodías a aquel cielo
que triste y dulcemente lo miraba
paciente y ofreciéndole su aldaba
cual llave de dulcísimo consuelo.
Cantábale
su vida y sus pesares,
nacidos del dolor y la locura
reflejos del color de sus cantares.
Cantábale
su amor y su ternura
con lágrimas cual olas de los mares,
hundidas en un pozo de amargura...
©
Antonio Pardal
Rivas
1-2-09
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