DÍA DE MAYO

 

 

 

 

 

 

 

Era un día de mayo. De un mayo florido,
en que de tomillos, juncales y sauces
se orillaba el río.

El sol calentaba potente y bravío
y la nieve blanca bajaba del monte
por escorrentíos.

Los verdes trigales, pasado ya el frío,
bailaban al ritmo de las amapolas
con dulces suspiros.

Era un día de mayo. De un mayo encendido
por el añilado de un hermoso cielo
de fondo infinito.

Cantaba el jilguero junto al estornino
en el más hermoso concierto escuchado
jamás por mi oído,

mientras el arroyo, entre los lentiscos,
bajaba del monte por suaves cañadas
y cauces umbríos.

Nunca olvidaré aquel día de mayo
en que, rodeado de tanta belleza,
lloré como un crío.

Nunca olvidaré aquel día maldito,
en que entre jazmines y aromas de rosas,
murió nuestro hijo.



© Antonio Pardal Rivas

11-05-08






























 

 

 

 

 

 

 






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