MALAGUEÑA

 

 

 

 

 

 

Miro tus ojos, que estoy adorando.
Beso tus labios, que endulzan mi boca.
Ciño tu cuerpo -que mi alma trastoca-
por la cintura que vas cimbreando.

Ay, malagueña, juncal y preciosa.
Flor del almendro vencido ya el frío,
dulce de pasas llegado el estío,
puro perfume de cálida rosa...

Quiero cantarte, mujer malagueña,
que eres bonita, cual roja amapola.
Tienes embrujo de hermosa sureña.

Eres el pino, la barca y la ola.
Eres mi vida, mi lar y mi leña.
¡Eres emblema del alma española...!

© Antonio Pardal Rivas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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