
¿No ves, mi
vida, que me estoy muriendo?
¿No ves la sombra del ciprés que crece?
¿Que bulle en mis entrañas y estremece
mi pecho de terror?, ¿No la estás viendo?
¿No ves mi
dulce amor que me estoy yendo
al sitio en que la hierba no se mece
y todo el universo se oscurece?
¡Tu risa en este trance no la entiendo!
Y llegará,
por fin, triste la hora
en que la sombra del ciprés me envuelva,
sin que tú te des cuenta que he partido.
Y entonces me creerás,
aunque a deshora.
Y entonces gritarás para que vuelva,
lanzando silenciosa un alarido.
©
Antonio Pardal
29-01-08
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