JARDÍN PERDIDO

 

 

 

 

 

 

 



El campo que ahora ves, mustio collado,
en tiempos fue florida rosaleda
que unida con la más fresca arboleda
guardaba mi canción de enamorado.

Ahora que el jardín se encuentra ajado,
sin flores tristemente ya se queda,
y busco solitario otra vereda
que vuélvame a la dicha del pasado.

Camino con andar lento y cansino
buscando por senderos pedregosos
la entrada a esos edenes tan hermosos
que antaño dieron luz a mi destino.

Y atisbo paraísos de belleza
surcados por ribazos cantarines,
regatos de bellísimos jardines
que admiro en la oquedad de mi tristeza.

Quisiera descansar en su frescura
oyendo el bello trino del jilguero,
cantando a tus amores, placentero,
melódicas canciones de ternura.

¡Quisiera tantas cosas, Dios del Cielo,
gozando del aroma de las flores
en sitios remansados de colores,
nacidos de tu amor y de mi anhelo!

Y vago con paciencia rebuscando
aquel bello espejismo de un pasado
de flores, luz y amor que se ha borrado
mas sigue mi memoria recordando.

¡Oh, hermosa rosaleda que he perdido!
¿Por qué solo transito en un camino
marcado por la ortiga y el espino?
¿Acaso para siempre ya te has ido?

 

© Antonio Pardal Rivas

7-06-07

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

VOLVER