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Como
un dragón vas corriendo en mis venas,
y arde mi alma en la pira de fuego
que me enajena y me quita el sosiego
al envolverme en oscuras cadenas.
¿Por qué me matas con risas de hienas,
y alteras, cruel, mi reposo?. Te ruego
ceses el vil e inhumano trasiego,
pues de terror las entrañas me llenas.
Eres, maldita vil duda, espantosa,
y martirizas el fin de mi vida
con tu falacia procaz y engañosa.
¡Quiero cruzar la cercana salida!
¡Quiero escapar de la trágica fosa
en que me hundió la creencia perdida!
©
Antonio Pardal Rivas
4-06-07
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