ARREBOL

 

 

 

 

 

 

 

 

Todos disfrutan alegres sus vidas
con dulces sueños de hermosas quimeras,
cuando se abren, asaz placenteras,
rosas del alma recien florecidas.

Yo soy distinto, sintiendo encendidas
tenues las luces de tardes postreras,
que dan color con hermosas lumbreras
al declinar de cercanas partidas.

Y es que la dicha no es nunca atributo
de un sol que nace en el orto pujante
asegurando un deleite absoluto.

Es más hermoso entregar al amante
un tierno amor como plácido fruto
del arrebol de un ocaso fragante.

 


© Antonio Pardal Rivas

23-04-07

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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