
Telúrica
explosión vió lo grandioso
del rápido escapar de un universo
que ignaro el ser humano ve disperso,
mas, sabio, el Hacedor creó armonioso.
La huída no es igual a lo azaroso;
tampoco el estruendor a lo perverso.
Tan solo es la visión de lo diverso
de aquello que es eterno y asombroso.
El tiempo difumínase en la nada,
inane entre un pasado y un futuro
que el hombre ve latir en las estrellas.
Lo eterno es la quietud ilimitada.
Es sólo el existir, sencillo y puro
de un Dios que en el Amor deja sus huellas.
©
Antonio Pardal Rivas
10-04-07
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