
Ardiente
voy por el camino errado.
Ardiente y con el pecho estremecido
de pensar con horror, despavorido,
que el tiempo de sufrir volvió a mi lado.
Y
grita el corazón asaz cansado
de padecer: ¿Por qué causa has venido
a rematar mi cuerpo tan herido?
¿Qué te hizo retornar a aquel pasado?
Los
cielos volverán a estremecerse
con gritos espantosos de dolor,
al no poder ya nadie guarecerse
de
tu odio incomprensible. Por favor.
¡Deja a mis campos verdes florecerse!
¡Permite que los cubra un nuevo albor!
©
Antonio
Pardal Rivas.
07-01-07
|