
El verdadero amor no es absorbente
Tampoco es placentero ni egoísta.
El amor en su esencia es idealista
y se muestra cual llama incandescente.
El verdadero amor siempre es ardiente
y nunca quiere ser protagonista
aún cuando en su existencia es anarquista
pues no soporta cauce ni corriente.
No es el sexo y su fuerza el que lo crea,
impulsando la eterna evolución
del ser que comenzó siendo infusorio.
Es quizá la más grande y pura idea
que ha surgido jamás del corazón
por encima de todo lo accesorio.
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-¿Pero qué es el amor, mi dulce Amigo?.
-Ya lo dijo en su día el Hijo del Hombre:
Mostrar la otra mejilla al enemigo...
Dejarlo
todo, hasta quedar mendigo,
renunciando
feliz hasta a tu nombre,
y
ser de su enseñanza un fiel testigo
©
Antonio Pardal Rivas
2.octubre.2006
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