SOMBRAS

 

 

 

 

 

 

Tengo dos sombras que siguen mis pasos
y que se alternan de noche y de día,
dándome siempre su fiel compañía,
una en el triunfo y la otra en fracasos.

Cuando la sombra plateada se aleja,
un estallido de horribles colores
cambia el espectro de todas las flores,
mientras mi alma de angustia se queja.

¡Sombra lunera de mágicas noches,
que brilla blanca cubriendo la era,
cual una reina, de estrellas rodeada!

¡Pidele al sol, que no siga el derroche
de la otra sombra que negra me altera!
¡Quiero tan sólo tu sombra argentada..!

© Antonio Pardal Rivas

Diciembre, 2005

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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