PAISAJES

 



A Sofía, claro de luna cubierto
de una nube, que será evaporada
por su propia inercia.



Yazgo aquí contemplando
los níveos cúmulos
por el éter esparcidos,
y el verde resplandor
del bosque oneroso y superlativo
que juega con el aire acariciante.

Vuelvo a yacer embriagado
del azul intenso que rutila
entre brillo de sol y gris arena
viendo jugar al son de las mareas
la gaviota que surca los espacios
y al posarse en el suelo se recrea.

Estoy yaciendo embebido
en los altivos resaltes de la tierra
cubiertos en sus cimas de albo velo,
y a la rapaz que en vuelo reposado
escudriña incesante la lontananza
con un gélido viento que estremece.

No me canso de yacer
viendo la blanca cal en la distancia,
y la torre con nido de cigüeñas
colocado al final de la espadaña,
y el jorgeo tenaz del estornino
que vuela persiguiendo a su pareja.

Y dejo de yacer adjunto al río
con su agua sonora y cristalina
como sierpe que busca su camino
dádole quiebroa al obstáculo imprudente
y deja asomar en sus cristales
la silueta de un huso con escamas.



Emilio García del Nido.
11-mayo-2.008.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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