A MI PROFESOR

 




A D. Eduardo Fernández Cuesta
(q.e.p.d.), mi querido profesor.



Cara de bonachón, ameno y divertido.
Serio en sus enseñanzas, paciente y machacón,
teniendo por batuta directora
una vara de plátano oriental
que da, de tarde en tarde
avisos de amenaza que pocas veces cumple.

Cuántos recuerdos; cuánta nostalgia
de una infancia feliz
a pesar de sus carencias.
En una clase multivalente
saturada de niños ávidos de juegos
y travesuras que llevaba con paciencia
en su avanzada edad.

No he visto más en trega, ni he visto más cariño
encerrado en un cuerpo.
Cuánto te hecho de menos a pesar del tiempo,
y escuchar tus consejos de padre y de tutor.

Aún, maduro te añoro.
Quién volviera a ser niño sólo por un instante
para verte de nuevo, querido profesor.




Emilio García del Nido.
11-marzo-2.008.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

VOLVER