Cantando sin cesar va la cigarra 
libando de las flores del jardín, 
mirando desde el mar hasta el confín, 
oyendo a una sirena lo que narra. 
Una nube en el cielo se desgarra, 
presuroso se oculta aquel delfín, 
una lluvia tenaz fluye sin fin 
y el invierno cruel a ella se agarra. 
Se acabaron canciones y la holganza, 
no puede alimentarse, ya no hay nada, 
terminaron los días de bonanza. 
Se dispuso a morir, sola y helada; 
alguien la rescató sin más tardanza: 
Fue esa hormiga por ella despreciada... 
        
        Sofía Martinez-Avellaneda 
          2 de septiembre de 2007