Fue la canción más bella que cantó
o quizás la primera que cantaba;
el cisne a triste noche se asomaba
y su tristeza inmensa alli se oyó.
Melodía sin par, si, resonó
hasta el eco del viento que lloraba
pues la "parca" avarienta le esperaba
y al destino, sumiso, se entregó.
Mas su canto sonó por la ladera,
el sol lo repitió, ¡himno glorioso!
que sabe del amor de dicha entera.
Y volvió a renacer, fue más hermoso
con figura de abril, ya primavera
consiguiendo ser sueño en su reposo...
Sofía Martinez-Avellaneda
12 de junio de 2007