TARTUFO O LA NIEBLA

 

 

 

 

 

No me gusta la niebla, es engañosa
pues no ves el camino ni la ruta
pierdes la perspectiva que se muta
sin poder distinguir la vera cosa.

Así hay seres de niebla rigurosa
que no traspasa el sol, desde su gruta
juegan al bien y el mal, todo permuta
su ambiguedad total casi escabrosa.

¡Hipócritas!, prudencia mal llamada
figuras que sin luz son anodinas
profunda niebla al fin nos es mostrada.

Tartufos sin poder que trillan minas
de imposible entender ni saber nada
que esconden en la sombra sus espinas...



Sofía Martinez-Avellaneda
11 de marzo de 2007

 

 

 

 

 

 

 

 

VOLVER