Nunca seremos otros, imposible, 
        la huella dactilar nos lo recuerda 
        pues somos lo que somos. 
Todos ante la ley igual respeto 
y nadie es más que nadie, eso seguro, 
¿más quién cambiara al viento 
consiguiendo aplacarle con sus lloros?. 
En aceptar el tiempo 
radica la virtud de aquel que es sabio. 
No valen los lamentos 
ni el decir no fui yo quien hizo daño. 
Acepta tu yo cierto 
y asume responsable lo que hiciste, 
intenta quebrantarlo 
clamando: Nunca más. 
Pues ya llega el invierno, 
se aproxima deprisa, 
y enfriará tus venas 
hasta saberte muerto... 
    
          
      
      
        
        Sofía Martinez-Avellaneda 
          10 de marzo de 2008.