EL DOLOR

 

 

 

 

 

Cuando el dolor se aloja en negra gruta
no puede ver el sol ni su destello,
tan sólo oscuridad, nada de aquello
que conduce al camino ni a su ruta.

Sumido en aflicción que siempre enluta
con el manto que encubre lo más bello,
cierra toda salida con el sello
de desesperación que nada muta.

En tinieblas de angustia,¡ triste llanto!,
un llanto silencioso de impotencia
que clama una piedad que se le niega.

Con el reloj parado, mientras tanto,
se abraza con la cruz de su dolencia
esperando un final que nunca llega...



Sofía Martinez-Avellaneda
16 de febrero de 2007

 

 

 

 

 

 

 

 

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