ALGARADA EN LA ALHAMBRA

Soñar cuesta bien poco y en mis sueños
me he visto capitán de una mesnada;
al frente de mis hombres cabalgando,
hollando las campiñas musulmanas.

Triunfante en mil combates vi mi enseña,
cubierta por la sangre está mi lanza;
la tierra que era mora, con mi esfuerzo,
de pronto se tornaba en castellana.

Y siempre a la cabeza de mis gentes,
cubiertas de desgarros nuestras mallas,
un día de rondón nos presentamos,
audaces, en los patios de La Alhambra.

Los moros acudieron presurosos,
repletas de temor eran sus almas;
mas pronto se aprestaron a la lucha,
cargando en contra nuestra con sus armas.

No quise en tal momento hacerles frente,
mejor fue no reñirnos en batalla;
llegado no era el tiempo todavía,
mandé no se cubrieran con su adarga.

Y altivos, arrogantes, - con desprecio,
jamás sin enseñarles nuestra espalda -,
salimos de tal trance con orgullo
igual que en anteriores algaradas.

- Ya llegará el instante y será pronto
de dar digno remate a nuestra hazaña;
la fruta está al caer, ya está madura.
La gloria de triunfar está cercana
. –

Pensé de esta manera y de tal guisa,
al trote y al galope y a la carga,
cruzando por las tierras enemigas
volvimos nuevamente a nuestras casas.




Francisco Escobar Bravo
29 de abril de 2007

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