LAS LUMBRES DE TU PASIÓN

 

Tú me dijiste que no,
tu postura estuvo clara;
no te me quejes después
si me marcho una mañana.

Que no se puede vivir
sufriendo de esta manera;
aguantando desengaños,
lamentaciones y quejas.

Nuestro amor se terminó,
no hay quien revivirlo pueda;
cuando el amor llega al fin
sólo enterrarlo ya queda.

¿Y a quién echamos la culpa?
Puede ser que yo la tenga.
Pero sospecho que no,
aunque la duda me quepa.

El caso es que es el final,
que el final de todo llega;
ya otras veces lo he vivido,
no lo quise vivir ésta.

Mas anoche lo vi claro,
pude leerlo en tu cara;
las lumbres de tu pasión
ya están frías y apagadas.



Francisco Escobar Bravo
3 de mayo de 2008

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