MEMORIAS ENTURBIADAS

 

Oscura está la calle. Allí en la esquina,
con pasos vacilantes, un muchacho
se arrastra por el suelo; está borracho
e ignora dónde el vino le encamina.

Recuerda mi cerebro y se imagina
a aquél que de licor tuvo un empacho,
que andaba cual podía hasta el despacho
buscando la botella clandestina.

Son tiempos del pasado, que prefiero
no vuelvan nunca más a mi memoria;
fui rico y malgasté mucho dinero,

mas toda mi fortuna ya es historia.
Me queda, que no es poco, el altanero
placer que da el sabor de la victoria.

Que al dar fin a la euforia
brindada por la infame borrachera,
soy rico aunque no abulte mi cartera.



Francisco Escobar Bravo
26 de enero de 2008

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